El 1 de enero de 2022 entró en vigor la versión 4.0 del Comprobante Fiscal Digital por Internet (CFDI). Pero el Servicio de Administración Tributaria (SAT) aplazó su uso obligatorio, hasta marzo de 2023. Por eso, actualmente los contribuyentes pueden usar la versión 4.0 del CFDI, pero pueden seguir usando la versión 3.3.
Es decir, existe un periodo de convivencia de las dos versiones del CFDI, para que los contribuyentes empiecen a adaptarse al cambio.
Sin embargo, el próximo 31 de marzo de 2023 termina el periodo de convivencia entre la factura 3.3 y la 4.0.
En este contexto, la autoridad recomienda a los contribuyentes cumplir con las disposiciones en materia de CFDI, y emitir los comprobantes fiscales con la nueva version.
Como ha sido abordado en múltiples publicaciones, son amplios los retos que enfrentan los contribuyentes para lograr una implementación de esta envergadura, ya que no se trata únicamente de una actualización o modificación a los sistemas de facturación, sino que las nuevas medidas tienen impacto en las reglas de negocio que impactan en todas las etapas del ciclo de negocio.
La factura electrónica no debe verse más como un documento meramente fiscal, sino que debe considerarse como un documento de control interno que tiene impactos en todas las áreas de una empresa.
La implementación de la factura electrónica o sus modificaciones o actualizaciones son proyectos que deben abordarse desde la dirección general del negocio, con una visión integral. No es una tarea que pueda delegarse únicamente a los departamentos de contabilidad y de sistemas, porque el resultado no será el óptimo.
Existen una serie de retos a nivel sistemas y de consideraciones a nivel administrativo que deben evaluarse y atenderse según las necesidades y particularidades de cada empresa.
Fuente: Fiscalia.com